Pumas, al tanto de denuncia anónima contra Arturo ‘N’; jugador no ha sido notificado
Sondea entrenadores, pero sin saber qué quiere. ¿Qué similitudes hay entre Ricardo Ferretti, Hugo Sánchez, Chepo de la Torre y Antonio Mohamed? Algunas: hace mucho tiempo que no ganan nada, unos con un ayuno más extenso que los otros; que viven en el ostracismo de la desactualización, y que son muy caros, carísimos de hecho… Parches en la botica de la desesperación.
Claro, no es fácil. Cruz Azul es un club atípico en el futbol mexicano. Más allá de su orgulloso nacimiento y épocas memorables, pasó a ser víctima de miserias humanas. Los hijos de Guillermo Álvarez Macías fueron expresiones de todos los Pecados Capitales.
Por muchos años, La Máquina fue dirigida por traidores, por Judas, que apostaban incluso porque su equipo no sería campeón. Su enriquecimiento inexplicable, tenía todas las explicaciones a la vista. Compras infladas de futbolistas; jugadores de medio pelo pagados a precios exorbitantes; empresas fantasmas que lucraban con los fracasos del equipo y la tolerancia con promotores que se convertían en chacales con fuero dentro del club.
Y después de que el Caín Alfredo traicionó a otro Caín, Billy, el club entró en caos financiero, deportivo, competitivo, que sólo rescató medianamente, de su inmoralidad, el título conseguido con Juan Reynoso, a quien terminan gangrenándole el entorno para forzar su salida.
Hoy, quede claro, el club está en manos de improvisados y de gente desapegada al club que lucra, o de su chequera o de un muy cuestionable estatus. Jorge Dávalos y José Luis Ortega llegan al Departamento de Inteligencia Deportiva sin tener un muy inteligente recorrido como para llegar a ese puesto. Las versiones aseguran que los llevó ahí el promotor Christian Bragarnik, el sedicioso y contaminado aderezo de diversos menús en el futbol mexicano, como la mismísima selección nacional.
Por otro lado, Víctor Velázquez llega ahí por accidente. La insensatez de la ambición. Poco conocedor del futbol desde fuera, queda descalificado de inmediato para conocerlo desde dentro. Y en el remolino de su propia ignorancia, gorgorea decisiones equivocadas.
Bajo presiones de orden, incluso, gubernamental hasta de orden presidencial, Velázquez, en el extravío de su desconocimiento, es campo fértil para el cultivo insano de los abusivos. Le arriman a Álvaro Dávila y después se lo quitan. Regresa Jaime Ordiales y después se lo arrebatan. Y Velázquez, desde ese trono solitario de la estulticia y el descrédito, hoy, está bajo el #SíndromeDeLuisa, sin la capacidad para encontrar un técnico que le lleve un proyecto.
¿Qué más tienen en común Chepo, El Turco, Hugo y El Tuca? Son sibaritas: mucho salario y poco esfuerzo. Ninguno ha trabajado, trabaja o trabajará con las fuerzas básicas o con un proyecto de formación de futbolistas. Lo suyo son un par de horas de entrenamiento y todo mundo a su casa.
Había una pregunta que laceraba a Billy Álvarez Cuevas. Le producía retortijones, náuseas, vómitos y hasta ganas de tejer. ¿Cuántos años hace que Cruz Azul no tiene a un futbolista referente de su propia cuna, de su propia incubadora, de su propia sangre? Billy guardaba silencio. La verdad, la irrefutable verdad, era su propio verdugo.
¿Alcanzó Francisco Palencia las dimensiones de Fernando Bustos, Héctor Pulido, Javier Kalimán Guzmán o Cesáreo Victorino? Tal vez, sólo tal vez, se roce con semejante prosapia. Los más recientes referentes de Cruz Azul han sido extranjeros.
Cruz Azul puede cargar como epitafio, ese trozo del texto de Juan Rulfo en ‘¡Diles que no me maten!’: “Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar está muerta”.
Sí, por eso el insistir en que la bobalicona gente de escritorio de La Máquina busca un analgésico, cuando se pudre por dentro.
Hoy, en manos de Christian Bragarnik, quien le inundó el vestidor con jugadores de medio pelo, para boicotear al Potro Gutiérrez, y que es quien empuja por la llegada del Turco o El Chepo, queda claro que Velázquez y sus supuestos asesores viven en el remolino de ese caos que provoca la confusión, la ignorancia, la incapacidad y su propia deslealtad.
Claro, si eventualmente Bragarnik coloca a uno de los suyos, de inmediato azotará a su recua de jugadores celestes para que respalden la llegada de su protegido, para hacer creer que el gran problema era El Potro. Súbitamente, los ciegos verán, los sordos oirán, los mudos hablarán y los arterioescleróticos jugadores de Cruz Azul correrán.
Es probable, incluso, que Bragarnik le proponga un proyecto a Velázquez, sí, como el de Xolos o Querétaro, ambos convertidos en menesterosos, enfangados de ese proceso degenerativo de la corrupción. O incluso, el mismísimo Celta de Vigo, o el Elche, que es propiedad del promotor argentino, y que va rumbo al descenso y sólo se ha convertido en un asilo temporal de futbolistas indigentes.
¿Quiere más detalles? Sígale la huella de las últimas semanas a Javier Pastore. ¿O es Usted de los tontorrones que se creyeron aquello de que Iván Marcone dejó a Cruz Azul por un proyecto en Argentina? No, fue a instancias de Bragarnik, porque Cruz Azul no quiso comprarle más futbolistas. Cuando fue necesario rescatarlo, a dónde llevó Bragarnik a Marcone, a su Elche en España.
¿Quién puede tirar un salvavidas a Cruz Azul? Es de risa, pero, en el futbol mexicano no hay un hombre capaz de tirar la primera piedra. Nombres habría, pero si van a seguir amedrentados, expuestos, amenazados por vicios y pactos perniciosos, será imposible que consigan rescatar al equipo.
Por eso, antes de zurcirse la herida hay que extraer al cáncer mismo. Pero, este Cruz Azul está dirigido por tipos que no distinguen entre los curanderos y los charlatanes y los cirujanos.
P.D. Los fieles a Billy Álvarez Cuevas pugnan por su regreso. No se preocupen, no ocurrirá, y el mismo expresidente y prófugo se resigna. Ahí, desde ese cautiverio domiciliario, donde todos saben donde está, pero nadie quiere ir por él, Billy ha intentado, a través de prestanombres, comprar al Querétaro, pero no ha podido conseguirlo.